miércoles, 2 de noviembre de 2011

LAS MALAS PALABRAS


Roberto Fontanarrosa, escritor y humorista gráfico, en un congreso de la lengua en Argentina, preguntaba a los oyentes, porque eran malas, las malas palabras, ¿son malas porque les pegan a las otras? ¿son de mala calidad y cuando uno las pronuncia se deterioran?. Con estas preguntas no hacia sino evidenciar lo absurdo de un lenguaje oficial y estereotipado, que se impone desde una cultura dominante. Nos comunicamos con un lenguaje con el que muchas veces no nos reconocemos, clichés del habla, frases listas para usar, preensambladas por las cabezas pensantes de turno. No es de extrañar entonces que ante un habla dominante surjan como consecuencia las lenguas disidentes. En esa disidencia, en la exclusión del espacio institucional, se encuentran instaladas las malas palabras.

Mijail Bajtin, el teórico y filósofo del lenguaje soviético, decía que las groserías, juramentos y obscenidades, son los elementos extraoficiales del lenguaje.
Paradójicamente, las malas palabras conforman la parte mas viva de cualquier habla, son genuinas, aparecen en los momentos en que menos controlamos las emociones y los instintos. Son huidizas y con un gran aprecio por la libertad; revindicadoras de lo espontáneo, de lo que no es tamizado por nuestra mente.
El lenguaje como una entidad viva, se transforma, cambia de apariencia y se adapta al momento socio-cultural por el que pasa. Se mimetiza en el espacio-tiempo como una suerte de animal en busca de sobrevivencia.
Las malas palabras en el contexto del lenguaje no oficial o marginal, se utilizan en todas las edades, clases sociales y en todas las culturas. Con ellas, en la adolescencia, construimos muros detrás de los que nos refugiamos, creando un lenguaje complicado, con juegos de palabras, antinómicos y malabarismos lingüísticos en un afán de no ser comprendidos. Buscamos originalidad, así como buscamos desesperadamente configurar nuestra personalidad todavía virgen. El adolescente se hace especialista en el arte de reducir la sintaxis al mínimo; la premura con que se vive a esas edades, les lleva a economizar las palabras, convirtiéndolas a veces en sonidos carentes de significado lógico. Más tarde y con los años, el lenguaje se vuelve mas convencional al convertir el pensamiento en palabras, ya que nos identificamos  más con lo que pensamos que con lo que decimos.

 Sandor Márai en su novela “El último encuentro” nos dice: “Uno acepta el mundo poco a poco y muere. Comprende la maravilla y la razón de las actuaciones humanas. El lenguaje simbólico del inconsciente… porque las personas se comunican por símbolos, ¿te has dado cuenta? Como si hablaran un idioma extraño, chino o algo así, cuando hablan de cosas importantes, como si hablaran un idioma que luego hay que traducir al idioma de la realidad. No saben nada de si mismas. Solo hablan de sus deseos, y tratan desesperada e inconscientemente de esconder, de disimular. La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren de verdad”.

17 comentarios:

  1. María, interesante tu ensayo sobre las malas palabras.
    Es cierto que el lenguaje es un "organismo" vivo en continua evolución, genera nuevos términos, los destruye, los transforma o los adecúa a cada época o argot. El contexto o, como apuntas, la espontaneidad, estigmatizan la palabra, la vuelven precisa, denostada, manipulada o pronunciada desde la ira, la injuria o la broma. En buena lógica no existen buenas o malas palabras todo dependerá de la ideología que las arrope, o la intencionalidad que pesigan, o el objetivo que se propongan.
    maría, un verdadero placer recalar por tus magníficos textos.
    Un enorme abrazo desde este lado del Atlántico.

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  2. María Candel: Tuve estudios donde por su naturaleza eran respetados los viejos conceptos lo que, en esos tiempos, no ejercíamos crítica en esa dirección. Después de una crisis comencé a traducir las palabras al lenguaje de la vida con sus emociones, sentimientos, sensualidades, y no puramente cerebral. Siempre es un gusto leerte cuando tocas o golpeas alguna fibra de nuestro interior. Abrazos.

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  3. Felicidad, yo también creo que en definitiva no hay ni buenas ni malas palabras, lo que en una época pudo se llamado grosería, años mas tarde se puso de moda,y eran un gusto para todos el oírlas y pronunciarlas.
    Un abrazo y un lujo tenerte por aquí.

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  4. Vicente, para mi las palabras son organismos vivos, cambiantes, mutables, y como bien apuntas, se adaptan al lenguaje de los sentimientos, emociones, a determinadas situaciones y épocas.
    Gracias por tu visita y tus palabras.
    Un abrazo

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  5. No sé si hay malas palabras o simplemente son mal usadas. Hoy es fácil oír, especialmente a quienes carecen de vocabulario, cultura y educación (me refiero a la falta de educación de quienes como argumento usan el insulto soez) tratar de redichos, de estar alejados de la naturalidad de la gente llana, a los que no hablan como ellos. Suelen estos tratar con desprecio a quienes hablan con propiedad, por ser ellos incapaces de hacerlo, sin darse cuenta, que sí podrían expresarse con corrección, a poco que se esforzaran un poco. Y lo dicen con tanta fuerza y el convencimiento que da ser mayoría, tanto en los medios de comunicación como en las conversaciones cotidianas, que acaban convirtiendo en normal lo que no es deseable. No dudo, en absoluto, sobre la fuerza que se transmite al pronunciar una palabra de esas que llaman malsonante, al exteriorizar una emoción, pero no es eso lo malo, sino el abuso de ellas por carecer de otras con las que hablar. No es que sean malas esas palabras sino que se usan mal, en el momento inconveniente y con la frecuencia inadecuada. ¿Qué literatura podríamos esperar de un lenguaje así? ¿Qué placer nos proporcionaría leer un libro con ese lenguaje? A mí por ejemplo, me gusta venir por tu blog para leer las buenas palabras que usas y el buen orden en el que las colocas. Un saludo amiga María.

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  6. Si, realmente, a veces no es tanto la palabra, si no el mal uso, todo tiene su momento, su contexto, por ejemplo, un taco bien dicho en un momento de apuro o de sorpresa, no tiene sustituto para exteriorizar una emoción.
    Gracias por tu preciso comentario,amigo, y buen fin de semana.

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  7. Me encanta dalí..y lo que escribes..un beso desde murcia..seguimos...

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  8. A mi también me gusta Dalí, y este cuadro en particular, me trae la luz y los aromas del Mediterráneo. Gracias por tu visita.

    Un beso desde Caracas.

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  9. Hola María Candel, es un gusto retornar y estar aquí, contígo. Más encima con un post que aborda un "tema" que me apasiona y nos configura, seamos o no conscientes de ello.A mi me encantan las palabras soeces, los garabatos, los modismos cochinos y etc. Siento que bien usados ( es decir, sin violencia)nos hablan de la identidad de los pueblos de una manera contundente.

    Ay, el lenguaje, nos salva y nos condena, junto a la conciencia de muerte y al erotismo, constituye la diferencia de nuestra especie. Por ello, es también un poder. Un poder tan grande que la historia se arma de palabras meras palabras. Y las grandes transformaciones históricas se hacen a partir de un cambio en el lenguaje, una manipulación que transforma los paradigmas humanos.
    Bueno, y ya que se trata de las "malas" palabras, me despido con el improperio más chileno que pueda existir... me alegra estar en tu espacio nuevamente, me alegra más que la CONCHADESUMADRE!.
    Mis besos!

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  10. Eva, que gusto leerte, es muy cierto, el lenguaje hace la diferencia de nuestra especie y es también este, el que siempre está implícito en las grandes transformaciones humanas.
    Que bueno que estés de vuelta y podamos disfrutar de tu palabra.
    Un fuerte abrazo.

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  11. Las palabras son malas porque atacan a otras palabras? O, porque no tienen buena calidad? En realidad yo creo que es por la entonación y la manera de decirlas y también por su significado que puede ser muy hiriente u ofensivo.
    Me gustó mucho tu artículo. Que gusto leerte.
    Un abrazo lleno de ternura y luz.
    Mau

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  12. Mau, que bueno saludarte y saber de ti, si, hay palabras para todo y todos, las hay de consuelo, de cariño, hirientes y ofensivas, las palabras nos definen y nos representan , a mi me encantan, y procuro administrarlas lo mejor posible, me alegro que te gustara el artículo.
    Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.

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  13. Bienvenidas sean todas las palabras y todos sus sonidos,
    Ellas nacen de nosotros y con nosotros mutan y también desaparecen
    El lenguaje evoluciona con la vida y sus aconteceres. De ella se nutre.
    No se puede quedar en la mudez, indefinidos, ni el insulto, ni el improperio. El desenfreno también necesitan sonidos
    Quien agreda con ellas sera el agresor, pero jamás la palabra.

    Un abrazo. Leerte es aprender

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  14. Beatriz, tu bien sabes del manejo y precisión de la palabra, en ella nos recreamos y refugiamos mientras somos. Como dijeron alguna vez, la palabra escrita nos enseñó a escuchar la voz humana.
    Gracias por tu comentario, una alegría y un gusto leerte.
    Abrazos desde Caracas.

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  15. Gracias por tu visita María y gracias por estos dos últimos artículos. En ambos están mis raíces y me has halagado, además de compartir tu discreta opinión. En cuanto a las "malas palabras" opino que una cosa es el uso y otra el abuso que se hace de ellas. Pero se trata de una cuestión opinable con la que no nos pondremos fácilmente de acuerdo los humanos.Por ejemplo, no existe mejor expresión vocalizada que, una llamada "mala palabra" para expresar la descripción de alguien que te estafó, que te mintió, que te hizo creer cosas que más tarde no fueron, en cuyas redes caíste, sea amorosa, comercial, política, intelectual o culturalmente. Esas palabras, llevan implícita la rabia, desilusión, enfado, desdicha, dolor, perplejidad de quien las pronuncia en una situación en la que los frenos inhibitorios de los individuos no han funcionado. Así, las acepto en el ámbito privado del hombre. O en el marco de quienes lo conocen. Pero, todo depende de la perspectiva desde donde opinas: la del joven, la del no tan joven, la del ya mayor,etc, etc. En fin. . .¿será? viste, María, que Los años no vienen solos. . . Un abrazo fuerte y descuida que te tengo al tanto de mis caprichos literarios.

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  16. Es cierto Millz, que los años no vienen solos, con ellos vamos tomando actitudes, cambiando formas, adaptando las palabras, olvidando unas y repitiendo otras,el lenguaje junto a nosotros se transforma.
    Un fuerte abrazo y estamos pendientes.

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  17. Existe un frase de Marat que dice "Las revoluciones empiezan por la palabra y terminan por la espada".
    Maria es un placer volver por aquí tras mi larga ausencia y leer de nuevo tus interesantes entradas. La mala palabra da mucho de si, se puede escribir muchísimo y más ahora con las nuevas invenciones y la gran cantidad de patadas que se les da al diccionario.
    Dicen que las palabras elegantes no son sinceras, así pues, las sinceras no son elegantes.
    Un abrazo muy fuerte y hasta siempre!

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