![]() |
Amigos, Federico García Lorca y Pablo Neruda |
Dimos una gran sorpresa. Habíamos
preparado un discurso al alimón. Ustedes probablemente no sepan lo que
significa esa palabra y yo tampoco lo sabía. Federico, que estaba siempre lleno
de invenciones y ocurrencias, me explicó: “Dos toreros pueden torear al mismo
tiempo el mismo toro y con un único capote. Esta es una de las pruebas más
peligrosas del arte taurino. Por eso se ve muy pocas veces. No más de dos o
tres en un siglo y solo pueden hacerlo dos toreros que sean hermanos o que, por
lo menos, tengan sangre común. Esto es lo que se llama torear al alimón”.
Y esto es lo que hicimos, pero
nadie lo sabía. Cuando nos levantamos para agradecer al presidente del Pen Club
el ofrecimiento del banquete, nos levantamos al mismo tiempo, cual dos toreros,
para un solo discurso. Como la comida era en mesitas separadas, Federico estaba
en una punta y yo en la otra, de modo que la gente me tiraba a mí de la
chaqueta creyendo en una equivocación, y por otro hacían lo mismo con Federico.
Empezamos, pues, hablar al mismo tiempo diciendo él: “Señoras” y continuando yo
con “Señores” entremezclando hasta el fin nuestras frases de manera que pareció
una unidad hasta que dejamos de hablar. Aquel discurso fue dedicado a Rubén Darío,
porque tanto Garcia Lorca como yo, sin que se nos pudiera sospechar de
modernistas, celebrábamos a Rubén Darío como uno de los grandes creadores del
lenguaje poético en el idioma español.
Confieso que he vivido.
Pablo Neruda
Imágenen tomadas de la red