miércoles, 11 de junio de 2014

DEVOCIÓN MARIANA





Los viernes, siempre puntual y en una rutina embrutecedora, se las veía caminar hacia la iglesia. Madre e hija como un árbol y su brote mal formado, se paraban en la acera, la una, saludando amigablemente y haciendo las paradas de rigor con los vecinos, la otra, sonriendo con su carita rosada y babeante, enganchada del brazo delgado y nervudo de la madre.

Varias veces las encontré en la calle, vivían cerca y había hecho de sus visitas a la iglesia el sentido de sus vidas, con las  que la madre trataba de llenar espacios afectivos, de llevarle la contraria al tiempo; de ganarle el pulso a esa vida que tan desatenta había sido con ella.Nada le hizo imaginar en sus años de señorita de buena y reconocida familia, que el matrimonio, esa unión sagrada y bendecida por Dios, como decía su madre, daría esos frutos amargos que se pudren antes de llegar a madurar.

Al principio, recién nacida la pequeña, todo el tiempo se le iba en arrullarla y vestirla con la cantidad enorme de ropita que le había tejido durante el tiempo que duró el embarazo, y como no quiso saber el sexo de la criatura, ni muchos detalles de la gestación, sólo sentir el corazón galopante en las visitas medicas, tenia ropitas mínimas de todos los colores.



Con las semanas los ojos se le fueron achinando, y solo se veían en los escasos ratos en que permanecía despierta. Dormía y dormía como un animal pequeño, hundida entre los almohadones blancos y las sábanas ribeteadas de encajes y cintas de seda.Cuando su pasividad y sus miradas perdidas ya no pudieron pasar desapercibidas, se instaló en la casa un silencio pesado. Marido y mujer se esquivaban en los ratos que pasaban juntos.


Un día el padre pidió traslado hacia el interior, y se lo concedieron. Ella se negó a seguirlo, argumentando que la niña necesitaba los cuidados médicos que solo en la capital se podían encontrar. Entonces se separaron. La casa se volvió inmensa. Pensó que solo una disciplinada rutina podría ayudarla. Acudió a su devoción mariana, aquella que había visto implementar a su madre en los momentos difíciles. En la iglesia y rodeada de imágenes familiares desde la infancia, pensaba que el desastre de su vida tendría sentido algún día. Alguien en el más allá, reivindicaría por ella sus horas de desvelos y su habitual frustración, y por eso, se alejaba asustada como un gato escaldado de las horas peligrosas, en que sola y frente a sí misma, pensaba en el sinsentido de las cosas, mientras en la televisión pasaban La Casa de la Pradera en la programación habitual de la tarde.

Imágenes tomadas de la red

22 comentarios:

  1. Maravilloso relato propio de las novelas del realismo. me ha encantado.
    Un beso

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  2. Precioso relato, le pega mucho el reloj de Dali. Siempre es un gusto leerte
    Un besote Maria

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    1. Las pinturas de Dalí son tan buenas que pegan con todo...
      Un besote, Esther

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  3. Un relato fascinante. Yo también vi la casa de la pradera...

    Besote guapa

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    1. Manu, la casa de la pradera por muchos años, fue el modelo de familia que muchos soñaban...
      Besote tambien

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  4. Son muchos los que por estos lados escriben bien pero no son demasiado. Me encanta tu prosa certera y sobria.
    Saludos.

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    1. Que bueno verte por estas latitudes, Vicente... un abrazo

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  5. Aparte de una excelente forma hay aquí un inquietante fondo. No es mala la devoción, como no lo es una afición, al contrario, pero cuando se convierten el refugio de los miedos, los temores, o las insatisfacciones de la vida, hay algo que no va bien.
    Un abrazo.

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  6. Interesante letras amiga, me ha encantado a parte de enganchado.
    Felicitaciones.
    Besosssss

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  7. Me recuerda tantas cosas y a tantas personas que ...
    MB.
    Feliz tarde.

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  8. Hola amiga, tu relato me ha enganchado sin pestañear hasta el final. Muy bueno.
    Besos.

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  9. Interesante relato e emotivo y dando color a tan triste historia esas imágenes de uno de los genios de nuestra pintura, el cual personalmente me fascina.
    Un cordial saludo.

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  10. Wе also recommend pacing or drinking very small shots, including sɦots from thumbnailѕ.

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    the second and the fouгth behind the third aand sο forth.
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  11. Triste relato, también profundo. Ese es el verdadero amor, el que ama sin defecto ni espera...consuelo absurdo y benefactor,en la soledad de una Iglesia con ídolos imaginarios...mejor consuelo que la pena, con lo que haga falta. Un enorme abrazo Maria

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  12. es el mejor idea viajar a estambul excursiones en estambul y excursiones en estambul con guia privado!

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