… Digo esto porque pienso que
olvidar es un arte. Uno de los artes más necesarios y mal practicados que se
conoce. Además, como tantas otras artes, olvidar es un arte que la humanidad
toda practica muchas veces sin darse cuenta. Olvidamos. Para mal y para bien
olvidamos.
Empezando por la muerte mil cosas
olvidamos para poder vivir. Y aunque no lo aceptemos, tal vez quienes mejor
olvidan mejor viven.
No haríamos nada sin la conciencia
de la propia muerte no nos siguiera a la regadera. Nada siquiera, si la muerte
de otro cruzara demasiado por nuestro recuerdo. Pero olvidamos. A los
inolvidables, a los mejores, a los más buenos, a los que más felices nos han
hecho, logramos olvidar para quedarnos con la vida.
Y si somos capaces de olvidar la
muerte, de qué olvido no seremos capaces.
Olvidamos por eso el dolor y a
quienes nos lo causaron. No por generosos sino por desmemoriados. Y hemos de
bendecir el olvido como se bendice el pan de cada día.
Gracias al olvido volvemos a
tropezarnos con la misma piedra, y nos vuelve a doler y a gustar el camino.
Gracias al buen olvido vivieron juntos nuestros padres, nos quieren nuestros
hermanos y nos maldicen aquellos a los que hicimos un favor.
Gracias al buen olvido se nos
resbalan las maldiciones, los críticos literarios, el ridículo aquel del que
nunca creímos que sería posible
reponerse.
Gracias al olvido seguimos
guardando libros como si no fuera solo ésta la vida que tenemos para leerlos un
día, pensamos, voy a hojear uno por uno todos los libros de arte que dormitan
bajo la mesa de la sala. Un día en que me dé hepatitis o cualquiera de esas
enfermedades largas durante las cuales todo se puede hacer menos hojear un
libro.
Gracias a que olvidamos la voz de
la nefasta báscula volvemos a darnos el placer de un buen queso, de un helado
doble por el parque junto a los hijos, de un pan con mantequilla y sal, de un
chocolate amargo y tres almendras.
Gracias al olvido seguimos
viviendo en la ciudad de México después de una jornada con doscientos sesenta
imecas contra nuestros ojos. Y no solo seguimos viviendo, sino que seguimos
dispuestos a emprender un día sí y otro también viajes urgentes al extremo
opuesto del lugar que habitamos.
Nos vemos en el espejo durante el
arreglo de la mañana y ahí nos hacemos cargo del avance implacable de nuestras
arrugas, entonces nos proponemos no fruncir tanto el ceño o al menos no
fruncirlo solo de un lado para que los setenta años no nos alcancen con la
expresión torcida. Pero después nos echamos al día y nuestro gesto lo recibe
defendiéndose como mejor puede.
Para poder ser quienes somos
olvidamos el sueño de quienes quisimos ser y para que el sueño no muera
completo lo dejamos pasar a la cocina una mañana y nos ponemos a cantar con el
playback de arias famosas en la voz de María Callas. Olvidamos también todo lo
que querríamos ser porque solo así le dejamos lugar a eso que somos y cumplimos
a medias con lo que a eso le debemos ¿Terminar la novela? Claro que si, ahora
que consiga olvidarme de todo lo demás.
Es extraño pero los desmemoriados
perdemos más tiempo recordando, y en nuestras vidas reina un caos lleno de
huecos por los que entre en desorden la memoria implacable.
Sin embargo, yo creo que a pesar
de todo lo que olvido no he logrado olvidar lo suficiente. Y eso lo digo
pensando otra vez en que olvidar es un arte. A veces maligno y paralizador,
pero siempre generoso…
Del libro Un mundo iluminado, Ángeles Mastretta
Editorial Seix Barral, Biblioteca Breve
Imágenes tomadas de la red
Desmemoriado no soy...Despitaisimo total...He llegado a ver a mi familia en la calle (primos y tios y no saludarlos, pero pensar: "A est@ lo conozco yo..."
ResponderEliminarSin embargo me entristece ver aquellos que no olvidan porque quieren...El Alzheimer es terrible...
Besote guapa
Manu, tu como médico debes saber de olvidos forzados, esos son tristes,pero el despiste, eso lo tenemos todos y mas en estos tiempos que corren...
EliminarBesote también para ti.
"seguimos guardando libros como si no fuera solo ésta la vida que tenemos para leerlos un día" Vaya que sí, pero seguiré recopilando: ahora los de Ángeles Mastretta que me la has hecho conocer y con el estracvto que nos pones, querer.
ResponderEliminarMe gusta que el olvido sea generoso.
Un abrazo.
Yo también, amiga, guardo un montón de libros en espera de tener tiempo,estar convaleciente y poder leer plácidamente en la cama, tranquila, pero como dice Ängeles Mastretta, cuando estás malita lo que menos te apetece es leer, en fin, ya sacaremos tiempo, algún día.
EliminarUn abrazo.
Esto de la memoria y el olvido es cosa curiosa; porque es selectiva. A veces, como he leído arriba, ciertas cosas son olvidadas para procurarnos menos infelicidad. Un abrazo.
ResponderEliminarSi, la desmemoria también es un don,hay que agradecer el hecho de no recordar muchas cosas en la vida,sino quedaríamos paralizados sin poder superar algunas infelicidades.
EliminarUn abrazo,amigo.
Odiar es olvidarse de olvidar.
ResponderEliminarMuy buena frase, Floren, así pasa, es mejor recordar ciertas cosas, para olvidarlas después definitivamente.
EliminarUn abrazo, amigo
María, siempre he pensado que la memoria es selectiva, que de una forma más consciente que inconsciente, determina qué olvidar, qué recordar. Teniendo también presente que los recuerdos son manipulables y nos regresan modificados e incluso imaginados.
ResponderEliminarSalvo cuando se trata de una cuestión estrictamente degenerativa y triste, olvidar es necesario, imprescindible para seguir acumulando memoria. Olvidar, sobre todo como apunta la escritora mejicana Mastretta, la muerte. La muerte de los demás que siempre, nos sorprende y nos comportamos ante ella, o su noticia, como si estuviéramos ante un hecho insólito, nunca previsto. La nuestra ¿la nuestra? no la recuerdo.
Un abrazo grande querida amiga
Querida Felicidad, es cierto, sino olvidáramos la muerte seria imposible vivir con algo de felicidad, pero la memoria selectiva, nos ayuda a recordar lo nos enriquece como seres humanos,aunque tengamos muchas veces que modificarlos o inventar los recuerdos,cualquier cosa es mejor que quedarse inmovilizados...
EliminarUn abrazo grande querida amiga.
Olvidamos sobretodo lo que nos daña. Me gusta eso de guardar libros para ocasiones. Bonita entrada María, un beso.
ResponderEliminarSi, yo también tengo un montón guardados, el problema es encontrar el día, la ocasión para leerlos..
EliminarUn abrazo, Capitán.
Creo que la foto que tienes donde siempre quiero volver..es en Paris..bajando de...arriba..como diría mi hijo...un beso desde Murcia...
ResponderEliminarAsí es amiga, quedé totalmente encantada con esas calles,con esa ciudad, el ambiente, hasta la diminuta lluvia que nos calló encima..
EliminarUn abrazo hasta Murcia
María has escrito, con una cálida y hermosa prosa, un encadenado de obras de Ángeles Mastretta muy importante para quien la desconocía. En realidad sólo he leído "El mundo iluminado", creyendo que con una obra se descubre a una autora. No es así pero también estoy de acuerdo contigo en no olvidar el libro recien comprado para que ocupe el puesto octavo de la pila en la que se convierte la multilectura.
ResponderEliminarComo he tenido un problema informático no te había podido leer y tu publicación ha sido todo un descubrimiento. Espléndida.
Un fuerte abrazo, querida María.
El tema de los olvidos y los libros que todos guardamos esperando mejores tiempos para leerlos,Angeles Mastretta es una gran escritora, a mi en especial, me gustó mucho este del Mundo Iluminado,tiene capítulos inolvidables..
EliminarUn abrazo, amigo, gracias por pasar.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHa sido un placer leerte...
ResponderEliminarEl olvido es un arte que a veces a mi me falta.
Un beso.
Difícil este arte del olvido, te puedo entender, Carmen
EliminarUn gran abrazo.
El olvido es algo que aprendí a base de demasiado daño.
ResponderEliminarBess me ha gustado tu post
Si, olvidamos también por protección,por sobreviviencía...
EliminarUn beso, Inma
Tanto hablar del imposible olvido y lees esto y te das cuenta de todo lo que, a lo largo de la vida vamos olvidando.
ResponderEliminarOlvidar para sobrevivir y para recaer o para levantarnos.
No he leído a esta autora, pero pienso remediarlo de inmediato.
Besos
Te recomiendo a esta autora, Trini, este de El mundo iluminado, son crónicas,pensamientos, textos pequeños, ideales para cuando uno no quiere meterse en muchas profundidades
EliminarBesos, amiga
Me apunto este libro y ten por seguro que acabré comprándolo porque no sabes cómo me identifico con lo que has extraído de él. La gente a veces no llegua a creerse lo desmemoriada que soy, algo de lo que no reniego pero que alguna vez ha llegado a traerme algún problema que otro...
ResponderEliminarUn beso, María.
Como la memoria es aleatoria también, olvidamos lo que nos interesa o conviene, para sobrevivir y seguir echando para adelante, es necesario. Yo también en cuanto a nombres y fechas, no pego una, mi memoria es visual......
EliminarUn beso, Myra
Aveces esto de los fragmentos es como un clic de enlace...jajaja uno lee y luego por impulso llega hasta todo entre fas completo... tengo que leer a Ángeles Mastretta... sino quedaré con esas ganas infructuosas de conocerla...debo platicar con ella a través de sus libros...saludos...
ResponderEliminarHola,Mario, estoy segura que te gustaría esta autora, es cercana y entrañable, a veces lo único que uno espera de un libro, es un poco de compañía y plática...
EliminarUn abrazo desde Caracas.
Voy a empezar por mujeres de ojos negros, es un título que me inspira y me da buenas vibraciones.
ResponderEliminarEspero que tu salud mejore y puedas dedicarte con tranquilidad a leer, uno de los placeres que tenemos en la vida.
Inmenso abrazo y feliz fin de semana:)
Yo empecé por el Mundo Iluminado y me gustó bastante, hay pasajes y pequeñas crónicas que son excelentes, te la recomiendo.
EliminarOtro gran abrazo para ti, amiga.
María:Comparto los pensamientos de la autora mexicana de quien- nobleza obliga - no he leído ninguno de sus libros, pero sí resuenan en mi memoria dos o tres de sus títulos. Algún impacto dejaron en mi alma para que hoy los recuerde. . .(especialmente: Arráncame la vida). Querida amiga, para vivir necesariamente debemos olvidar la muerte, de lo contrario es imposible vivir. Un fuerte abrazo, María. Hermosos tus posts.
ResponderEliminarSi, Zuni, de Arráncame la vida, se hizo una buena película, la verdad, que sus novelas son muy cinematográficas, muy visuales, es su manera de relatar la vida.
EliminarUn besote grande, amiga, me da gusto verte después de tanto tiempo.