Mis queridos amig@s, paseando por estos caminos de Internet, encontré una serie de postales recordando todas aquellas personas y servicios que un día conocimos y disfrutamos allá por los 50 y 60. Empezando por el repartidor de butano y la bombona naranja de inconfundible ruido, que al golpear unas con otras, se anunciaba una vez a la semana, infaltable en la cocina y sobre todo en el invierno frió de Madrid, para las estufas a gas, peligrosas como ellas solas, autenticas bombas de tiempo...
El cartero, el personaje más esperado durante todo el año, sobre todo las familias que tenían a hijos o hermanos fuera del país, en Latinoamerica, Alemania etc, buscando mundos mejores donde abrirse y comenzar nuevas vidas. En mi casa no faltaba la copita de vino dulce y el polvorón para ellos.
El vigilante, en las zonas residenciales o el sereno para las populares, oliendo siempre a alcohol, quizás para soportar las frías y solitarias noches, cargado con cientos de llaves ensartadas en un cilindro metálico que como un milagro, abría puertas al cobijo y al descanso de la noche.
Los repartidores de carbón, de pan, de leche...
El recogedor de basura, el carpintero, el muchacho siempre servicial de la tienda, la portera, sabedora de anécdotas y chismes, autentico archivo histórico de la zona y el portal...
Con todos ellos, personajes queridos y recordados, conformamos la historia de nuestra infancia y adolescencia, nuestro archivo particular, personajes de nuestra memoria colectiva y familiar...
Imágenes tomadas de Internet