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Ayer vimos la película Hermano, ópera prima del joven cineasta venezolano Marcel Rasquin. Me llamó la atención la madurez con que analiza el tema de la violencia en los barrios marginales de Caracas, al mismo tiempo que consigue darle un aire nuevo, que no cae en la exaltación del dramatismo como reclamo publicitario.
Es impecable el realismo de los personajes y las actuaciones de los protagonistas, uno de ellos totalmente ajeno al mundo del cine y de la actuación.
El tema, dos hermanos de crianza, habitantes de un barrio marginal del este de Caracas se ven enfrentados entre ellos y ante su entorno social, a raíz del asesinato de la made de ambos.
Dos puntos de vista, dos seres humanos totalmente distintos, que tratan de encajar su realidad a través del proceso de maduración forzado por la tragedia y el absurdo.
La violencia como cotidianeidad, la violencia que invade todos los espacios de estas vidas, es el hilo conductor de la historia.
Habla de los hombres jóvenes, que habitan estos barrios, a veces niños aún, que luchan por la jerarquía del lugar. Se saben con fecha de vencimiento, cuando mucho llegaran a los 30, porque la vida para ellos es una sucesión de hechos irremediables que los acercan vertiginosamente hacia la muerte. Son jóvenes que apenas sueñan, ya que pareciera estar vedado para los de su clase, porque la realidad tangible lo invade todo.
La niñez se asume como una etapa de aprendizaje de la sobrevivencia ante la voracidad del medio.
La redención para ellos, será el juego del futbol, creador y aglutinante de sueños y alternativas posibles. El juego los reúne y convoca como hace el fuego y las historias. Se fortifican con el aliento y la camaradería del otro, del compañero necesario para cuadrar bien la jugada y llegar a la meta-portería
El amor materno, dador de sentido y vida, eje central en el que se sustentan las historias humanas, aparece como el motor que genera cambios que conducen indistintamente hacia las polaridades amor-odio, vida-muerte; el bien y el mal.
La figura del padre, casi siempre inexistente, es sustituida por la del entrenador, maestro y guía en el aprendizaje de la vida, el que marcará las pautas y las reglas por las que tendrán que conducirse durante el juego.
La película Hermano, es una historia bien contada, de bajo presupuesto, sin alardes tecnológicos que nos revindica con el placer del buen cine y la obra de arte que se sustenta en el buen texto del guión, y el bien hacer del director.
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