lunes, 13 de febrero de 2012

EL OTRO BRASIL




La primera vez que oí la canción "Construcción" de Chico Buarque fue en los 70. Me sorprendió la cadencia casi susurrante de una voz, donde se deslizaban las duras y poéticas imágenes con las que relata la historia de un día, de un hombre en medio de una multitud anónima. Una historia cotidiana de las tantas que reseñan los periódicos de cualquier ciudad. La cara menos amable de un país que se esfuerza en no mostrar, todo lo que no sea samba, fútbol y carnaval.

La generación de los 60 en Brasil, estuvo determinada por la dictadura militar, y es entonces, cuando surgen músicos como Chico Buarque, Caetano Veloso, Vinicius de Moraes que dan voz y presencia a las clases marginales, a los perdedores oficiales.
Mientras en el país se consolida el proceso de industrialización, las migraciones del campo hacia la ciudad conforman una nueva realidad. Aparecen en los montes que circundan las ciudades, una nueva flora y fauna que se va extendiendo y echando raíces. La marginalidad, los que integran las clases D y E en las encuestas, y sólo son tomados en cuenta en las campañas pre-electorales cada x numero de años. Pertenecen al rebaño más numeroso de todos los que pueblan la ciudad; su mansedumbre desconcierta y asusta. Alejados de los centros urbanos, desde alturas privilegiadas, dominan visualmente la ciudad a la que no tienen acceso, si no como mano de obra barata y masiva. Cuando bajan a la ciudad se pierden como los demás, entre una multitud que esta conformada por la sumatoria de todas las soledades. Son generalmente la carne de cañón con que se nutren las últimas páginas de los periódicos.





Saben con seguridad que sus expectativas de vida serán menores que la de sus conciudadanos; la violencia y el olvido se los llevará antes. Por eso apuran los días y las noches. Es la otra cara de la ciudad que pocas veces vemos en las telenovelas, suerte de espejos de la sociedad donde Brasil siempre supo vender su imagen. En ellas, nos muestran ciudades con trazados perfectos y ordenados, pueblos pintorescos y graciosos, hermosos paseos marítimos; personajes emblemáticos, amistosos. Las diferencias de clases la resuelven parcializándose con el débil y ridiculizando al rico.

Fue con el “cinema novo” que supimos por primera vez de los “sin-tierra” y de las luchas fratricidas en el interior del inmenso país. Al cineasta Glauber Rocha, durante los años de la dictadura, le confiscaron todas las copias de “Dios y el Diablo”, sólo pudo salvar una que presentó en Cannes, donde ganó ese año un premio. Cada sociedad crea su propio estereotipo y luego son las otras, las que se encargan de difundirlo y perpetuarlo ante los demás.






Así hablar de Brasil en los 40, era hablar de Carmen Miranda, con una piña en la cabeza sonriendo picaronamente ante un publico entusiasmado. Imagen creada por Hollywood, la mayor fábrica de estereotipos de occidente. Años más tarde seria el fútbol el que haría visible a Brasil en el mundo. Pelé, fue el mejor exponente de ese universo de favelas y villas miserias, donde se sueña con patear el mundo representado por un balón. Por el Maracaná han pasado desde hace muchos años hombres convertidos en estrellas fugaces, que más tarde, terminan muy bien pagados formando parte de las ligas nacionales de otros países.





Universo frágil y con fecha de caducidad que imponen los comités de selección de los equipos convertidos en transnacionales del deporte y la diversión.
 Todos los años en Febrero o Marzo, entre calores húmedos llega el Carnaval, la gran catarsis colectiva, a una ciudad acorralada entre el mar y la montaña. Río abre un paréntesis luminoso de 7 días y 7 noches de un perfecto sincronismo con los sueños, y lo no real. Después, continúan los 358 días restantes con los que hay que seguir viviendo, subir a la construcción como si fuese maquina, erguir en la planta cuatro paredes sólidas, ladrillo con ladrillo en un diseño mágico….....

13 comentarios:

  1. Qué bien expresado, que radiografía tan profunda haces de ese país.
    Yo he vivido en Brasil un año, concretamente en Fortaleza, Ceará. Fui con mi hija, que entonces tenía 8 años, a convivir en un centro de meninos da rúa, impartiendo clases de arte y ayudando a las tararas de educación. Puedo asegurarte que me enamoré del país. El Nordeste es la parte más pobre, pero también más genuina, no está europeizada ni americanada. La extrema diferencia que existe entre la clase rica y la pobre es impune. Pero ellos lo tienen asumido y conviven en mundos paralelos. Hay rejas en todas las puertas y ventanas, incluso en las favelas; la inseguridad en las calles es total, a las seis, hora en que se pone el sol todos los días del año, no se ve en las calles de la ciudad ni un alma, pero en los pueblos aun hay movimiento a esas horas.
    Recorrí gran parte, hasta Foz do Iguaçu. La naturaleza es explosiva.
    Olvidaste mencionar a Raúl Seixas, el hippy adicto que con las letras de sus canciones removió causas.
    La gente vive al día y su única preocupación consiste en comer, al menos una vez, cada día, un plato de fijoao les basta. Es un país complejo, obsceno en sus políticas, explosivo en sus pasiones. Pero hace un año volví y he notado un cambio económico bastante incrementado.
    Estuve en Sao Louis do Marañao, maravilloso. La cultura del arte es impresionante, y la ciudad preciosa, con todas esas construcciones de estilo holandés, decoradas con múltiples azulejos; un calor agobiante. Visite los Lençois Marañenses, un espejismo real, algo indescriptible.
    Estuve en un poblado indígena, esa parte de Brasil que vive en un estado primitivo, sin rejas ni basura, sin coches ni asfalto. Me dieron envidia, te lo prometo.

    No es solo Brasil, es todo el planeta quien muestra una cara y la verdad es otra. Vivimos tapando verdades, pero algún día nos igualaremos, porque mendigaremos la propia existencia.

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    1. Gene, me imagino que seria una experiencia interesantisima, de esas que dejan huella para siempre, tienes que escribir algo sobre el tema.
      Un abrazo

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  2. María, recorrer el Brasil real descarnado de "estereotipos" ha sido un paseo lúcido y certero por una realidad social que retrotaes al mundo folklórico que representaba Carmen Miranda pero que proyectas hasta el presente. Nos muestras una panorámica, valiéndote de una canción emblemática y desgarrada, de la situación socioeconómica de la marginalidad. Por un instante nos mostraste las lomas verdes rodeando a la ciudad y de pronto empezaron a salpicarse de favelas, a las que también nos subiste para tener una visión precisa de los laberintos de la ciudad. Todo desde tu prosa precisa. Y de fondo la bossa nova, meciendo emociones, cimbrando conciencias. Se percibe una cadencia en el texto que se eleva con las batucadas del carnaval y se serena en las letras que inician la canción de Chico Buarque.
    María, una enorme "construcción" tu entrada de hoy.
    Siempre me es muy grato leerte, disfruto y aprendo.
    Un gran abrazo, amiga

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    1. Felicidad, Brasil es un país inmenso y hermoso, lleno de contrastes, riquísimo en cultura popular, desde siempre me gustó su música y la amabilidad de su gente.
      Un abrazo y gracias por pasar.

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  3. No sé si conoces Brasil, si has estado allí quiero decir, pero me ha gustado leer tu visión de él. Todos los países tienen sus contrastes, más extremos en los países de gran riqueza natural y en fase de desarrollo. Brasil, en el que no todo es samba, futbol y carnaval, es ejemplo de ello, aunque por las noticias que llegan aquí de allí, no muchas, estos últimos años las cosas han mejorado en la diferencia de clases sociales, seguramente de modo mucho menos perceptible para los propios brasileños.
    También a mí me gusta leer tus artículos. Un abrazo amiga.

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    1. Es impresionante la dicotomía de estos países, los contrastes entre las formas de vida, es verdad que en los últimos años ha habido un esfuerzo grande por reducir esas brechas que dividen entre ciudadanos de primera y de segunda, y una tercera clase inexistente, invisible para muchos.
      Un fuerte abrazo.

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  4. La foto del cableado espectacular..desde luego desconozco esos mundos..un beso desde Murcia..seguimos..

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    1. Hola Alp, si, la foto del cableado es de lo mas elocuente, habla por si misma de otros mundos poco conocidos, habitados por un sector grande de la población, gracias por pasar,un beso desde Caracas, seguimos.

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  5. Caminé sus calles hace años, y me quedaron en la retina los colores que la inundaban, el tranvía desbordado de cuerpos fuertes y pieles morenas, los puestos de frutas amontonando sabores y olores, y la sonrisa permanente en aquellos ángulos duros de su rostros, casi diría que se me antojaban dibujadas a perpetuidad preparadas como las máscaras de papel maché para sus alegres carnavales y ese sensual movimiento de las cinturas al caminar,acaso la cadencia del zamba en el alma. Quise creer que el paisaje me mostraba la felicidad del que tal vez ya nada tiene para perder y se refugia en los sueños. En lo simple,
    en el disfrute de lo que está aún al alcance de la mano.Una lección para aprovechar la vida es lo que recogí en ese corto viaje.
    Ya vez el momento por el que yo estaba atravesando hizo que mi mirada se detuviera en esa fuerza natural para sobrevivir, para intentar ser feliz antes que entristecerme con lo que en realidad yo era consciente que subyacía tan sólo con observar la triste mirada de un niño caminando por el sombrío mundo de las favelas.
    Un abrazo -

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  6. Es cierto Beatriz, el pueblo brasileño es alegre y tiene ese optimismo propio de los países soleados permanentemente, esas inmensas ganas de vivir y ese querer ver la vida desde el lado amable, aquello de "como valla viniendo vamos viendo" que es toda una filosofía de vida.
    Un fuerte abrazo.

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  7. Sigo soñando que algún día estaré en Brasil.
    Interesante lo que aportas.
    Abrazos.

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  8. Respuestas
    1. Una amiga me pasó hoy la página de Rafael Castillejo y yendo de enlace a enlace he descubierto unos escritos preciosos de un montón de gente desconocida.
      Mis felicitaciones a todos por escribir tan bién y haberme hecho pasar una tarde deliciosa sumergida en tantos relatos preciosos.
      Muchas gracias.
      Amets

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