Escribimos, y a veces, la palabra cae en tierra fértil y abonada, que la recoge ávida de pensamientos e ideas floreciendo y germinando. Después, esta a su vez, también se multiplica y propaga. Otras veces la palabra cae en tierra que aun no está preparada para recibirla y apenas leída, desaparece en lo más espeso de nuestra memoria.
Leemos, y esas palabras nos abrieron a la vida, ensanchando nuestra mirada, haciendo un espacio permanente en nosotros.Por Tolstoy con su Ana Karenina, conocimos el amor suicida y generoso, mas allá del propio instinto de conservación. En general, con los clásicos rusos, entre sus miles y miles de palabras y docenas de personajes, fuimos conociendo la psicología humana, envuelta en arquetipos, complejos unos, simples otros, que nos sirvieron de espejo donde mirarnos.
Galdós y Unamuno, a través de unos personajes que podríamos encontrar en cada esquina de pueblo o ciudad, nos descubrieron esas dos Españas, de las que hablaba el poeta, de que una de ellas, o quizás las dos, nos helarían el corazón, años mas tarde.
La poesía cobijó nuestros primeros amores. Fue cómplice de latidos y sonrojos, de búsquedas amorosas, terribles decepciones. Machado, Lorca y Hernández, nos acompañaron con su influyente y sutil voz.
La necesidad del cuarto propio, de nuestro espacio intimo y ganado por derecho, a golpes muchas veces, nos lo hizo evidente Virginia Woolf y Simone de Beauvoir, que nos abrieron los ojos y nos tendieron las manos para apoyarnos las unas en las otras.
Con Clarice Lispector nos reconocimos en la niña que escribe en Felicidad Clandestina. Recordamos a la compañera maluca, envidiosa y fea que en algún momento de nuestra infancia, nos atormentó la vida, y hubiéramos querido fumigarla cual animalito rastrero, pero nuestra indefensión infantil, no nos lo permitió.
Rupert Sheldrake, Paul Maclean y Eduardo Punset, confirmaron nuestras sospechas de que somos producto del azar, de una evolución maravillosa y compleja. De que el alma está en el cerebro, ese órgano misterioso que los científicos van descubriendo constantemente. Que el miedo a la muerte, es el gran motivador para establecer religiones y para la creación en general.
Leemos y escribimos para conocernos y entender un poco, el mundo que nos rodea. A través de las lecturas vamos formando nuestros propios criterios y estilos de vida. Lectura, escritura, dos actos que se complementan, se enriquecen mutuamente y no se conciben el uno sin el otro.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
MARIA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.
José
Ramón...
María, escribir, como bien apuntas, no puede ir disociado de la lectura, resulta interesante esa imagen de la palabra como germen, de otras palabras que crecerán o se perderán en otros contextos. Catalizadoras de nuevas ideas. Coincido con las referencias literarias que traes tan acertadamente a tu entrada. Desde la literatura rusa que llegó a mi infancia en extrañas circunstancias, a uno de los grandes novelistas que es el canario-madrileño Galdós, los poetas que relacionas y Clarice Lispector y ese cuento que tanto me fascina, por la trama y su magnífica manera de relatar, no solo por el título, y esa novela "La pasión según G.H." por la que llegué a la escritora brasileña. Virginia y Simone que allanaron tantos caminos desde la literatura.
ResponderEliminarTu interesante reflexión me es próxima. Es un auténtico placer deslizarse por tu prosa tan certera y por el calado de sus contendios. Me ha encantado.
Un abrazo
Muchas gracias José Ramón, por tu bello y original comentario,excelentes tus blogs y el trabajo que realizas en ellos.
ResponderEliminarSerá todo un gusto pasearme por ellos y leer tu poesía.
Un abrazo desde Caracas.
Felicidad, muchas gracias por estar siempre pendiente de las entradas del blog,sé que estás muy ocupada en tu Café Literario, creando los bellos relatos que nos hacen soñar y reflexionar a todos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me he sentido ingresando a una casa vasta y solariega pero íntima y con una ordenada biblioteca. Y, si me disculpas, ya no podré resistir volver a tu blog. Abrazos.
ResponderEliminarEncantada Vicente de que te pases por el blog, y podamos intercambiar opiniones y buenas lecturas, esa es la magia de Internet, su capacidad de acortar distancias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Exacto, yo me reconocí en Felicidad clandestina.
ResponderEliminarEs hermoso escribir, pero me quedo con la lectura.
Muy lindo tu texto.
Abrazos.
G
Que bueno Graciela verte de nuevo por aquí, y compartir nuestra admiración por los cuentos y las historias de Clarice Lispector.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo