Hay personajes y actuaciones que marcan la vida de los actores. Los encasillan en estereotipos predeterminados por un director o por la productora de turno encargada de vender el producto.
A veces, los dos personajes, el real y el ficticio, concuerdan y la actuación se desliza sola en el metraje de la cinta. Otras veces, y según la versatilidad del actor, son capaces de meterse en la piel de cualquier personaje y hacerlo suyo, alter ego de su personalidad, así como Pessoa creaba sus heterónimos con los que firmaba sus obras literarias.
En la década de los 50, cuando Europa se estaba recuperando de sus heridas de guerra, el realizador austriaco Ernst Marischka creaba la saga de Sissi, la edulcorada trilogía que contaba la historia de Elizabeth de Baviera, emperatriz de Austria.
Romy Schneider fue elegida para este papel. Tenia 17 años, la energía y el encanto necesarios para crear un personaje, que en poco o en nada, se parecía a la melancólica y excéntrica Elizabeth.
Las películas Sissi, Sissi emperatriz, y El Destino de Sissi fueron todo un éxito y con el tiempo se han convertido en clásicos de la filmografía.
Hija de actores, estaba familiarizada con las cámaras, las luces y la soledad. Los 5 años que pasa interna en un colegio de monjas en Austria, le sellan el carácter volviéndola retraída y solitaria. De regreso a casa, decide estudiar en la Escuela de Bellas Artes, dibujo y diseño, hasta que por petición de su madre, debuta con ella en Lilas Blancas, del realizador Kurt Ulrich.
En 1958 conoce a Alain Delón en Paris, relación apasionada y tormentosa, siempre al borde del rompimiento por los amoríos de Alain y constantes depresiones de ella. Con periodos largos de sequía amorosa, será una relación que mantendrán de por vida, a distancia a veces y otras, haciéndose presente en los momentos mas difíciles, por los que pasaran ambos independientemente.
Se casa en 1966 con el actor y director de teatro Harry Meyen, tiene a su hijo David, y se retira dos años del cine para criarlo. De su segundo matrimonio con Daniel Biasini nace Sarah, en Saint Tropez, después de tener un primer embarazo, que terminó en perdida.
Luchino Visconti, rueda en 1973 Luis II de Baviera y le ofrece interpretar de nuevo el papel de Sissi, pero esta vez, dando vida a un personaje mucho mas real y objetivo, donde aparece la simetría de caracteres entre el personaje y el actor, sus melancolías y soledades.
Trabajó en 60 películas en 43 años, y fue dirigida por los mas prestigiosos directores del la época: Visconti, Losey, Orson Welles, Otto Preminger, Chabrol, Bertrand Tavemier, Woody Allen; y Claude Sautet, con el que mantuvo una intensa relación de trabajo y amorosa, sabiendo explorar en ella, los mejores registros dramáticos de su carrera.
Con historias comunes y mínimas, de personajes que sólo se destacan al ponerles un foco de luz sobre sus cabezas, construye un universo de reacciones humanas para hablar de la monotonía de la vida, de los destinos de cada cual, que solo surgen y se manifiestan, a través de todo lo que se escapa a nuestro control, de lo que no ha sido previamente, considerado como propio en nuestras vidas.
En junio de 1981 muere David, el hijo de 14 años, al quedar ensartado en la reja del jardín de su casa. El encargado de darle la noticia es Alain Delon. Romy devastada por la tragedia se refugia en un hotel, a donde la va a buscar Alain para llevarla a su finca, y cuidar de ella, lejos de la medios de comunicación.
El insomnio y las depresiones se agudizan, y el alcohol se vuelve insustituible en su vida.
Sobrevive 10 meses a la muerte de David, escribiendo cartas a sus amigos donde hablaba de su hijo como si estuviera vivo, y los hechos ocurridos solo hubieran sido un mal sueño, del que despertaría en cualquier momento
Magnífico trabajo, d'una fina sensibilidad artística, magníficas ilustraciones, fina estética, estilo en el que re mezclan rasgos clàsicos con toques vanguardistas.
ResponderEliminarEnhorabuena. Volveremos